Por Francisco Aymerich,
Se habla con mucha asiduidad de que el Golf aporta mucho "valor" a la economía de un país, pero muy pocas veces se consigue cuantificar el mismo. Generalmente esa afirmación de lo bueno que es el Golf, se realiza entre personas aficionadas al Golf deporte o del propio sector, y suelen ser conversaciones bastante "endogámicas".
En mi opinión, lo más práctico que deberíamos hacer la gente del Golf en cuanto a proselitismo, es convencer a los sectores no-Golf, pero que tienen una gran influencia en que nuestra actividad crezca, me refiero, fundamentalmente, al sector financiero, al sector inmobiliario y turístico, y a las administraciones públicas, que, en definitiva son los proveedores de la materia prima necesaria para que el Golf se desarrolle, a saber, capital, terrenos y permisos, y usuarios, de lo que el Golf aporta al progreso de un país.
En esa linea de conquistar a los agentes externos para que den soporte al crecimiento del Golf, creemos que es básico darles, no sólo ideología, sino que, también, es fundamental aportarles rigor analítico y numérico. Sobre esto vamos a intentar aportar algo de criterio.
Como decía un importante financiero, "aquello que no se puede medir, no existe", algo parecido pasa con el Golf. Los espectadores de fuera consideran que los "muy bueno", "muy bonito" o "muy valioso" son sólo expresiones voluntaristas, pero que a la hora de evaluar la viabilidad de invertir o de aportar terreno/permisos, se queda en buenas intenciones. Por ello es clave que intentemos crear un poco de método analítico y numérico para ayudar a que nos perciban como una actividad económica y empresarial madura, que es lo que nos merecemos.
